sábado, 23 de febrero de 2008

Biografia de Autores Venezolanos






Eduardo Blanco

Este es un gran personaje de la literatura Venezolana, fue creador de grandes obras como su principal "Venezuela Heroica" la cual sintetizo la epopeya venezolana de siglo XIX y culmina la historia romántica que había alcanzado su más alta expresión con Juan Vicente González
Son muy pocos lo datos biográficos que se han conservado de ese gran escritor como lo es Eduardo Blanco. El critico Pedro Pablo Bartola afirma "que no hay una uniformidad entre los historiadores de la Literatura nacional al señalar su año de nacimiento", a fecha más aceptada es la que nos da el ensayista Santiago Key Ayala, la cual corresponde al 25 de diciembre de 1.839.
Con esa teórica fecha de nacimiento, Blanco nace en un momento en el que país, después de la cruenta guerra emancipadora busca la consolidación de sus instituciones. Perteneció a una generación que se levanto ante "desordenes civiles y frecuentes guerras".
Luego de disolverse la Gran Colombia y ya muerto el Libertador Simón Bolívar, Páez se convierte en la figura central de nuestro destino, algo así como un caudillo natural de Venezuela. Con ese trasfondo histórico transcurre la infancia de Eduardo Blanco, de quien sólo sabemos que cursó sus primeros pasos en la educación en el Colegio "El Salvador del Mundo" donde vio ante si, desde los bancos de a escuela, la figura estrafalaria y gordinflona de Juan Vicente González.
La juventud de Eduardo va a correr paralela a un momento de elevados ideales heroicos, pues están todavía muy recientes las hazañas de nuestros libertadores y muchos de ellos aún están vivos, convertidos en verdaderos símbolos o rodeados de una apasionada aureola de leyenda. A menudo Blanco tenia la oportunidad de oír la historia contada por sus propios testigos o por los descendientes de estos y va acumulando datos para cuando se le despierte su genio de escritor en el cual iba a llegar a tener un rotundo éxito.

En cuanto al marco literario del momento, podemos decir que ya se ha impuesto definitivamente el romanticismo; por lo que Blanco comienza a leer desde muy pequeño los más destacados románticos Franceses como Alejandro Dumas, Víctor Hugo, Lamartine y Chateaubriand.
Al cumplir sus primeros 20 años de vida, el joven Eduardo se incorpora al ejercito justamente cuando se inicia la Guerra federal que va a durar cinco años. Santiago Key Ayala nos dice que para ese momento "Blanco era muy valeroso, audaz de gallara jactancia, de voz armoniosa, de porte varonil, es mimado de los salones". Luego, en e año de 1859 es llamado el General Páez para que regrese desde Nueva York a pacificar el país y a organizar la defensa contra el movimiento federal.
Cuando el caudillo organiza su cuerpo de edecanes selecciona a Eduardo Blanco, y lo convierte como asiduo acompañante en sus andanzas de esas temporadas.
El General Páez, ante la inmanencia del triunfo federal, realiza una entrevista con Juan Crisóstomo Falcón, jefe de la Revolución. El sitio que es escogido para este encuentro es un lugar cercano al campo de Carabobo; y entre los acompañantes está el joven militar Eduardo Blanco.
Este momento lo considera Santiago Key Ayala en su obra "bajo el signo del Ávila" como el génesis de "Venezuela Heroica", y nos dice que el viejo guerrero se emocionó con sus recuerdos y comenzó a referir el General Falcón los pormenores de la batalla. Lo hizo con tanta emoción y brillantez ue al concluir, Falcón se dirigio a Blanco y le dijo "esta Ud. oyendo la Ilíada de los propios labios de Aquiles".
Parece ser que este episodio fue fundamental en la vida de Eduardo Blanco y lo estimuló para que años después narrase en forma romántica nuestras mas formidables batallas.
Va a ser ene. año de 1875 cuando Eduardo Blanco se da a conocer como escritor. En un semanario de la época llamado "La Tertulia" publica dos cuentos largos: "Vanitas Vanitatum" y "El Número Ciento once" en donde predomina lo fantástico y hay poca originalidad. Luego, edita además una novela: que se titulaba "Una Noche en Ferrara", donde también abunda lo exótico y lo fantástico. Esta primera etapa de Blanco como escritor lo hace aparecer como un desarraigado del ambiente nacional.
A partir del año 1.881 es cuando se comienza acercar a lo autónomo con la publicación de "Venezuela Heroica".la primera edición contenía cinco cuadros: La Victoria, San Mateo, Las Queseras, Boyacá y Carabobo. En una edición posterior, aparecía en 1883, agrega los episodios del sitio de Valencia, Maturín, La Invasión de los Seiscientos, La Casa Fuerte, San Félix y Matasiete.
Después de un año Blanco publica "Zarate" novela, que según el juicio del critico Pedro Pablo Bartola inicia el criollismo en nuestra narrativa.
El ambiente de esta obra es el de los Valles de Aragua, en donde lleva acabo sus fechorías un bandido llamado Santos Zárate. Es un cuadro de la Venezuela convulsionada y caótica de ese periodo subsiguiente a las guerras de Independencia.
Durante el período presidencial de Anduela Palacios, Eduardo Blanco desempeña el cargo de Ministro de Instrucción Pública. Para 1985, cuando se celebra en Venezuela el centenario del General Antonio José de Sucre, Blanco publica su libro "Noches del Panteón". En 1905 pronuncia un discurso en donde exalta la personalidad del general José Antonio Páez, al inaugurarse la estatua ecuestre del héroe en el que es hoy la plaza de a República en el Paraíso – Distrito Capital.
Cuando en Venezuela se celebra el primer centenario de nuestra independencia en 1911, Eduardo Blanco fue coronado como escritor nacional en el Teatro Municipal de Caracas. Al año siguiente, el 30 de Junio de 1912, murió en Caracas este Ilustre venezolano orgullo de su patria, a los 73 años de edad; dejando para las generaciones futuras grandes obras literarias que hoy son tomadas en cuenta para el estudio de la literatura nacional, tal es el caso de "Venezuela Heroica".


Rufino Blanco Fombona



Caballero andante, amo y señor de las bellas letras, revolucionario, poeta, novelista, periodista, diplomático, político y temido espadachín, fue también una cifra valiosa de la masonería venezolana. Llegó al Grado de Maestro, dejando en las Logias el cálido recuerdo de su verbo afirmativo y de sus ideas genuinamente liberales.

A los veinte años, en 1895, alcanzó la fama con su poema "Patria". En 1899, confirmó su gran talento creativo con la publicación de su libro "Trovadores y Trovas". Junto con el nicaragüense Rubén Darío, el boliviano Ricardo Jaimes Freyre, y el argentino Leopoldo Lugones, conformó la élite del movimiento modernista de las letras latinoamericanas, que ha sido llamado como la "época de oro" de la literatura de la América Hispana.

Rufino Blanco Fombona, era un incansable trabajador intelectual. Entre sus mejores obras pueden citarse a "El Modernismo y los Poetas Modernistas", "Grandes Escritores de América", "Más allá de los horizontes", "Cuentos de Poeta", "Pequeña Opera Lírica", "El Hombre de Oro", "La Lámpara de Aladino", "El Espíritu de Bolívar", "El Hombre de Hierro", "Letras y Letrados de Hispanoamérica", "Mazorcas de Oro", “Bolívar y la Guerra a Muerte" y "La Espada del Samurai". Escribió otros libros, sobre crítica, ensayo y apuntes históricos. Fue un escritor muy fecundo y de mucha calidad.

Además de poeta y escritor fue editor de obras de algunos autores venezolanos. Editó y prolongó las "Cartas de Bolívar". En España fue Gobernador de Navarra. En Venezuela desempeñó el cargo de Presidente del Estado Miranda, anteriormente había sido Gobernador del Territorio Amazonas. Fue un tenaz combatiente de la dictadura de Gómez.

Este literato apasionado y rebelde, nació en Caracas en 1874. Pertenecía a una familia de hombres de letras. Sus enemigos, lo pintaron como un atrabiliario, repartidor de dobles y mandobles. Al respecto decía Rufino Blanco Fomboná: "No hay un solo de mis lances personales del que sienta sonrojo o asomo de vergüenza, pues en todos estuvo comprometido mi pellejo y ninguno me es desdoroso, desde el famoso lío de Maracaibo, cuando siendo Secretario de la Presidencia del Estado antes de entronizarse en el Poder la "Bestia triunfante" o "Juan Bisonte", el señor Benjamín Ruiz pretendía tener en mí no a un auténtico Secretario de Estado, sino a un lacayo, y ordenó al Coronel Izturzaeta ya varios oficiales que me pusieran preso en el propio Palacio Presidencial, donde yo era la segunda autoridad. Eso le costó la vida al Coronel y heridas graves a dos de sus esbirros que cobardemente me atacaron. También le costó su cargo al propio Presidente del Estado, Benjamín Ruiz".

Rufino Blanco Fombona murió en Buenos Aires en 1944. Sus restos fueron llevados al Cementerio General de Caracas, y en 1974, trasladados muy merecidamente al Panteón Nacional. Sus libros han sido traducidos a casi todos los idiomas, inclusive al ruso.







Arturo Uslar Pietri






(Caracas, 1906 - 2001) Escritor y político venezolano. Después de Rómulo Gallegos, es el escritor venezolano que de más celebridad y consideración ha disfrutado en el siglo XX. Su novela Las lanzas coloradas, con la que se dio a conocer cuando contaba apenas veinticinco años, contribuyó a forjar la tan hispanoamericana tradición del "realismo mágico".
Fueron sus padres Arturo Uslar Santamaría, de ascendencia alemana, y Helena Pietri Paúl, descendiente de corsos afincados en el estado Sucre. Su bisabuelo paterno, el general Juan Uslar, luchó en la guerra de Independencia, y su abuelo materno, el general Juan Pietri, fue presidente del Consejo de Gobierno en los inicios del régimen de Gómez. Tanto su padre como su abuelo fueron generales en el ejército venezolano.
Siempre se ufanó Uslar de descender de luchadores por la Independencia de Venezuela y servidores de la patria, y solía destacar la presencia en su tronco familiar de un edecán de Simón Bolívar y de dos presidentes de Venezuela, Carlos Soublette y Juan Pablo Rojas Paúl.
No es de extrañar, con tales antecedentes familiares y el hondo sentido de la responsabilidad histórica y ciudadana que le inculcaron sus padres a Uslar desde niño, que dirigiera una buena parte de sus esfuerzos a labrarse una trayectoria política. Son legión los cargos públicos que desempeñó. Fue tres veces ministro: de Educación (1939-1941), de Hacienda (1943) y de Relaciones Interiores (1945). Ocupó la Secretaría de la Presidencia de la República (1941-1943) en el mandato de Isaías Medina Angarita.
Como representante del pueblo, fue electo diputado a la Asamblea Legislativa en 1944 y senador en el Congreso Nacional por el Distrito Federal (1958). Y como líder político presentó su candidatura a la presidencia de la República en 1963, con el lema "Arturo es el hombre". Obtuvo 16,1 por ciento de la votación nacional, porcentaje importante en un régimen electoral como el venezolano, de mayoría simple en única vuelta de escrutinio.
Uslar había estudiado primaria y secundaria en el Colegio Federal de Maracay y en el Liceo San José de Los Teques. Por su familia, vinculada a los círculos del poder gomecista, pudo conocer de cerca el complejo entramado de pasiones que lo caracterizaba y hacerse una temprana idea de la personalidad del último gran caudillo venezolano. Este conocimiento de primera mano le fue muy útil a la hora de escribir relatos situados en esta época y, sobre todo, una de sus más notables novelas, Oficio de difuntos (1976).
Arturo Uslar Pietri en su estudio
En 1924 regresó a Caracas e ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Cuatro años antes había comenzado a publicar sus primeros textos en la prensa. En Caracas frecuentó asiduamente los círculos literarios, donde trabó amistad con los escritores Fernando Paz Castillo y Miguel Otero Silva. Juntos, los tres fundaron en 1928 la revista Válvula, en cuyas páginas encontró Venezuela un eco de las vanguardias europeas.
Ese mismo año, Uslar recogió sus primeros cuentos en Barrabás y otros relatos. Y también estallaron las revueltas estudiantiles contra el régimen de Gómez que llevarían a la cárcel a muchos jóvenes escritores: Otero Silva, Antonio Arráiz, Andrés Eloy Blanco, entre otros. Arturo Uslar, hijo obediente de una notoria familia gomecista, aceptó en cambio el cargo de agregado civil en la legación de Venezuela en París, ciudad donde permaneció durante cinco años.
Sin el período parisino, muy posiblemente su destino literario habría sido otro. La formación de su sensibilidad e intereses acabó de tomar forma al contacto con escritores y artistas que conoció, como Paul Valéry, Robert Desnos y André Breton, o frecuentó, como Ramón Gómez de la Serna, a cuyas tertulias en un cafetín de Montparnasse solía asistir.
Sobre todo, en París descubrió que otros latinoamericanos comenzaban a forjar novedosas herramientas literarias para abarcar con ellas la singularidad histórica y cultural de sus orígenes. El guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el cubano Alejo Carpentier, con quienes se reunía y conversaba, fueron influencias determinantes en este terreno, donde acabaría perfilándose lo mejor de la obra de Uslar, y que por lo pronto dio sus frutos en su primera novela, Las lanzas coloradas (1931), recreación imaginativa de las guerras de Independencia venezolanas.
Años después, Uslar afirmaría que él había inventado el realismo mágico, ya que con la publicación de esta obra se había adelantado a sus amigos latinoamericanos en París. Que ello sea cierto o no es un detalle subsidiario; lo importante es que Las lanzas coloradas se sumó a Cubagua, de Enrique Bernardo Núñez otra novela publicada en ese año de gracia para la novelística venezolana que fue 1931, y que ambas le dieron a los venezolanos que quisieran abordar imaginativamente los hechos históricos un enfoque novedoso, alejado de los convencionalismos retóricos y la compulsión hagiográfica habituales en este género. Y más allá de Venezuela, la publicación de la primera novela de Uslar "abrió la puerta para lo que sería luego el reconocimiento de la novela latinoamericana en todo el mundo", en opinión del novelista peruano Mario Vargas Llosa.
Uslar Pietri en una imagen de 1997
Sin solución de continuidad, Uslar regresó a una Caracas provinciana y aletargada por la censura en 1934 y prosiguió su carrera literaria. Publicó artículos y ensayos de crítica y reflexión sobre asuntos literarios en la revista El Ingenioso Hidalgo, fundada por él mismo con la ayuda de su primo Alfredo Boulton y los escritores Julián Padrón y Pedro Sotillo. El 14 de julio de 1936, siete meses después de la muerte del "Benemérito", publicó en el periódico Ahora, el que habría de convertirse en su artículo más leído y comentado: "Sembrar el petróleo". Allí levantaba la voz para pedirle a los gobernantes de Venezuela que no despilfarraran el oro negro, cuya explotación había comenzado a hacerse intensiva hacía pocos años, y lo utilizaran para dotar al país de actividades capaces de garantizar el sustento de sus habitantes.
Por lo demás, durante estos años y hasta el derrocamiento del gobierno de Medina Angarita, en 1945, Uslar desplegó todos sus esfuerzos en el terreno de la política, bien participando directamente en el gobierno y presentándose ante los electores, bien ejerciendo su influencia en la opinión pública. Desde los inicios del diario El Nacional, en 1943, fue uno de sus más constantes articulistas.
Los títulos mismos que dio a su columna en este medio "Pizarrón" así como posteriormente a los programas televisivos que dirigió y presentó ("Valores Humanos" y "Cuéntame a Venezuela") delatan su inmenso afán didáctico. Paralelamente a sus actividades políticas, periodísticas y estrictamente literarias, Uslar ocupó diversas cátedras universitarias: las de Economía Política (1937-1941) y Literatura Venezolana (1948) en la Universidad Central de Venezuela y la de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Columbia, en Nueva York (1947).
De 1945 a 1950 marchó al exilio a Nueva York. Por supuesto, aprovechó su estancia en Estados Unidos para dedicarse más a fondo a su obra literaria, y publicó la novela El camino de El Dorado (1947), el libro de cuentos Treinta hombres y sus sombras (1949) y los ensayos Sumario de economía venezolana y Letras y hombres de Venezuela, ambos en 1948. Pero Uslar no perdonó nunca el golpe de mano contra el gobierno de Medina Angarita perpetrado por la junta civicomilitar encabezada por Rómulo Betancourt y los "adecos".



Rómulo Gallegos

Nace en Caracas el 2.8.1884Muere en Caracas el 7.4.1969.
Escritor, educador, político y Presidente de la República (febrero-noviembre 1948), quizás con Rómulo Gallegos se frustró de nuevo la experiencia de tener al frente del país a un hombre de alta talla intelectual. En tal sentido, con Gallegos se puede decir que se repitió lo acontecido con el doctor José María Vargas, quien siendo presidente y uno de los personajes más preparados de su tiempo, fue derrocado el 14 de julio de 1848 por el movimiento liderado por Santiago Mariño denominado como la "Revolución de las Reformas". Fueron sus padres Rómulo Gallegos Osío y Rita Freire Guruceaga. En 1894 ingresó al Seminario Metropolitano con la finalidad de comenzar su educación primaria, no obstante, la muerte de su madre acaecida el 13 de marzo de 1896 y la necesidad de ayudar a su padre a sostener su hogar, le obligan a abandonar dicha institución. La educación primaria finalmente la culmina entre 1898 y 1901, en el colegio Sucre. Posteriormente, en 1904 recibe el título de bachiller. En ese mismo año, se inscribe en la Universidad Caracas para cursar la carrera de leyes, la que abandona en 1905 por haber encontrado su verdadera pasión: la escritura. En tal sentido, ya desde 1903 Gallegos había comenzado lo que sería una larga y fructífera carrera como escritor, al redactar junto a F.S. Bermúdez, el semanario El Arco Iris; en el que además publicó lo que fue uno de sus primeros ensayos, titulado:"Lo que somos". Cuando el 31 de enero de 1909 aparece el primer número de la revista La Alborada, de la cual es uno de los redactores, publica el artículo "Hombres y principios", siendo en esta publicación donde Gallegos escribió algunos de sus ensayos más conocidos.
En enero de 1912 fue designado director del Colegio Federal de Varones de Barcelona, ciudad desde donde se casa por poder (15.4.1912) con su novia Teotiste Arocha Egui, ceremonia que se realizó en el Valle (Caracas). El 4 de junio del mismo año muere su padre, por lo que decide regresar a la capital, donde es nombrado subdirector del Colegio Federal de Caracas, el cual sería más tarde liceo Caracas (hoy liceo Andrés Bello). En esta institución permanece hasta 1918, fecha en que pasa a la Escuela Normal, volviendo como director al ya liceo Caracas (1922-1930). Durante esta segunda estadía en dicha institución, conoció a muchos de los que 20 años después le instarían a encabezar la fundación de Acción Democrática (1939). Entre los personajes que pasaron por las aulas del liceo Caracas se encontraban entre otros: Raúl Leoni, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Armando Zuloaga Blanco, Miguel Otero Silva y Edmundo Fernández.
En 1920, contando con apenas 36 años, es publicada su primera novela El Último Solar, que en 1930 sería reeditada con ciertas alteraciones bajo el nombre de Reinaldo Solar. Se puede decir que a partir de la publicación de esta primera obra, la carrera literaria de Gallegos empezó a cobrar fuerza y a afianzarse progresivamente. En tal sentido, en 1929 durante un viaje a Europa experimenta el éxito de la que es considerada su novela más importante Doña Bárbara, lo que además coincidió con una oferta de Juan Vicente Gómez para ocupar un puesto en su gobierno y con la enfermedad de su esposa Teotiste. Asimismo en Barcelona (España), concluyó 2 de sus obras magnas: Cantaclaro (1934) y Canaima (1935). Después de la muerte de Gómez (17.12.1935) regresó a Venezuela, iniciando junto a muchos de sus antiguos alumnos, una carrera política que lo llevaría a la Presidencia de la República en 1948. Estudiosos de su vida y obra señalan que el momento en que Gallegos se inserta en el mundo de la política coincide-debido al descuido de su trabajo narrativo por la militancia política-con un declive en el vigor creativo de su obra. Es por esto que aunque publicó algunos libros durante este tiempo, ninguno igualó a la trilogía compuesta por Doña Bárbara, Canaima y Cantaclaro. Como ejemplo de esta situación, tenemos dos trabajos suyos de este período: Pobre Negro (1937) y El Forastero (1942). El primero, según muchos críticos literarios marca el inicio del declive de su capacidad creativa, al tratarse de una novela de desigual narrativa acerca de los sucesos de la Guerra Federal. En el caso del segundo, se trata de un libro rehecho en base a una obra anterior, escrita en 1921, y que en todo caso resultó ser inferior.
Con relación a su carrera política y administrativa, tenemos que Gallegos fue nombrado durante el gobierno de Eleazar López Contreras, ministro de Instrucción Pública en marzo de 1937, cargo al que renunció en junio de ese mismo año. En junio de 1937 fue electo diputado al Congreso Nacional en representación del Distrito Federal (1937-1940). Luego ejerce la presidencia del Consejo Municipal del Distrito Federal entre los años 1940-1941. En este último año es lanzado como candidato presidencial en la campaña electoral que llevará a la presidencia al general Isais Medina Angarita. Posteriormente, el partido Acción Democrática (AD), del cual figura como miembro fundador, lo postula como candidato a la presidencia en 1947, siendo electo Presidente Constitucional de la República, el 14 de diciembre de ese año. El 24 de noviembre de 1948, como consecuencia entre otras cosas al sectarismo político que caracterizó al llamado "trienio adeco", y a su renuencia a acceder a las exigencias de las Fuerzas Armadas-representadas por Marcos Pérez Jiménez, Carlos Delgado Chalbaud y Luis Llovera Páez -que consistían fundamentalmente en la expulsión de Rómulo Betancourt del país y al cambio de su gabinete (formado en su mayoría por adecos), fue derrocado Rómulo Gallegos exiliándose en México. Durante su exilio en este país, muere su esposa en Ciudad de México, el 7 de septiembre de 1950.
Premio Nacional de Literatura (1957-1958), elegido por unanimidad como individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua (1958), Rómulo Gallegos ha sido reconocido como uno de los principales escritores del país. Como muestra de este reconocimiento se creó en 1965 el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos-uno de los más prestigiosos de Latinoamérica-y en 1972, se fundó en Caracas el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG).




Teresa de la Parra


El 5 de octubre de 1889 nace en París, Francia, Ana Teresa Parra Sanojo, escritora venezolana conocida por su seudónimo Teresa de la Parra. Hija de padres Venezolanos residenciados en París.
A la edad de dos años fue traída a Venezuela. Parte de su infancia transcurre en "El Tazón", la hacienda familiar, ubicada entre Tumerito y Piedra Azul, y en la apacibilidad del hogar caraqueño. A los ocho años de edad queda huérfana de Padre, y su Madre resuelve volver a Europa con el fín de educar a sus hijos, que en total eran seis.
Teresa de la Parra ingresa en el Colegio de la Damas del Sagrado Corazón, en España, y se consagra a la lectura de escritores famosos entre ellos: Guy Muapassant; Catulle Méndes y Valle-Inclán, quienes van a ejercer gran influencia en su formación literaria.
Al cabo de diez años vuelve a Venezuela y comienza a revelarse como escritora, en artículos publicados por ella en diferentes diarios capitalinos. Con motivo de la visita del Infante Don Fernando de Baviera y Borbón a Venezuela, Teresa es elegida para contestar un mensaje enviado por la Infanta Doña Paz de Borbón, dirigido a Chile y a toda la América Hispánica.recibe grandes elogios por la profundidad de su pensamiento y por su encanto prosístico.
Animada por el éxito alcanzado por sus artículos y cuentos publicados en los períodicos caraquelos, se dedica con entusiasmo a la tarea de leer y escribir, y comienza el Diario de una Señorita. En 1924 participa en un concurso literario en la Ciudad de París, auspiciado por el Instituto Hispanoamericano de la Cultura Francesa, obteniendo el primer premio. En este mismo año publica el Diario de una Señorita con el nombre de «Ifigenia» y bajo el seudónimo de Teresa de la Parra, nombre con el que se inmortalizaría en las letras Americanas. En 1927, viaja a Cuba para representar a Venezuela en la Conferencia Interamericana de Periodistas. El tema de su discurso correspondiente fue "La Influencia Oculta de las Mujeres en la Independencia y en la vida de Bolívar". Luego viajó a Bogotá donde dictó tres Conferencias sobre la Influencia de las Mujeres en la formación del alma americana, en la época de la Conquista, de la Colonia y de la Guerra de Independencia.
Teresa de la Parra, para entonces, ya es famosa, su nombre es conocido en muchos países, su palabra estaba llena de sinceridad permanente. Viaja de nuevo a Europa y se establece en Vevey, junto al Lago Lemán, donde da comienzo a su segunda Novela «Memorias de Mamá Blanca», la cual publica en París en el año de 1929. Esta Novela es una obra escrita con gran sutileza, donde se aprecia el sentimiento nostálgico y la honda sensibilidad que embarga el corazón de Teresa de la Parra. La añoranza de su tierra natal, de su clima, de su infancia en "El Tazón", dan el marco transparente y cautivador de los campos Venezolanos.
En 1930 regresa a Venezuela, pero su permanencia es muy corta, ya que se enferma de Tuberculosis y regresa a España, donde se interna en un sanatorio en Madrid. Allí transcurren sus últimos días, en la paz Espiritual que le proporcionaba su alma límpida y cristalina, y sobre todo el recuerdo de Caracas a la que siempre soñó volver.
En resumen, se puede decir: Dos grandes obras de la literatura venezolana salieron de la pluma de esta escritora de vanguardia como son «Ifigenia», y «Memorias de Mamá Blanca». Ifigenia (1924) y Memorias de Mamá Blanca (1929); del libro de ensayos Influencia de las mujeres en la formación del alma americana (obra póstuma) y de un amplio epistolario. Teresa de la Parra fue la primera gran escritora dentro del proceso de las letras venezolanas. Y fue la primera narradora. Y logró ser la mujer que encontró en sus bellas novelas un espacio para la mujer dentro de la narrativa, ámbito que ésta antes no había tenido. Si Ifigenia es una novela de formación, también es la primera historia de amor de la literatura venezolana. Historia de amor frustrado. Por su parte, Las Memorias de Mamá Blanca son una bella evocación de la infancia, hecha toda ella en una nunca igualada belleza; Influencia de las mujeres… es un examen del lugar que ocupó la mujer en la sociedad latinoamericana desde la conquista hasta los días de la emancipación; a través de su amplio epistolario, esta escritora permitió conocer los pálpitos de su alma y asistir a su terrible periplo final, cuando, aquejada por la tuberculosis, murió en Madrid.
Velia Bosch publicó, con motivo de cumplirse cincuenta años de la publicación de «Memorias de Mamá Blanca», uno de los estudios más completos sobre la obra de Teresa de la Parra, bajo de título de «Esa pobre lengua viva: relectura de la obra de Teresa de la Parra». Teresa muere en Madrid el 23 de abril de 1936.
Teresa de la Parra fue poseedora de un estilo inconfundible, dueña de una gran inteligencia y renovadora de la Novela Venezolana. Logró en sus Memorias de Mamá Blanca el estilo más sutil de la prosa a través de un sentimiento de Nostalgia.



JULIO GARMENDIA 1898-1977



Escritor, venezolano


Cuentista y diplomático, nacido en la hacienda "El Molino", cerca de El Tocuyo en el Estado Lara, el 9 de Enero de 1898 . Fueron sus padres el Dr. Rafael Garmendia Rodríguez y doña Celsa Murrieta. Fue uno de los alumnos fundadores del Colegio "La Salle".1900-1902: Se traslada con su familia a Barquisimeto. Queda huérfano de madre, permaneciendo bajo la tutela de su abuela materna doña Celsa de Murrietta. En 1909 publica un pequeño ensayo en el diario "El Eco Industrial". En 1914 cursa estudios en el Instituto de Comercio de Caracas, los cuales abandona poco tiempo después para trabajar como redactor en el Diario "El Universal". Se relaciona con integrantes de la llamada generación del 28. Como diplomático, trabajó en la Legación de Venezuela en París, luego fue Cónsul general en Génova, en Lopenhaque y Noruega desde 1923 hasta 1940. Anterior a este viaje, escribió "La Tienda de Muñecos".
Para 1951 se publica "La Tuna de Oro", obra por la cual recibe en el mismo año el Premio Municipal de Prosa y en 1974 el Premio Nacional de Literatura.Según criterio de Eduardo Michelena, Garmendia mantiene una armonía perfecta entre su vida, su trato personal y su creación literaria; por lo cual puede con habilidad dominar el "... arte de hablar en nombre de cosas inanimadas...", atribuyéndole así la esencia subjetiva que lo caracteriza.
En el año 1915, se trasladca con su padre a Caracas donde realiza cursos en un Instituto de Comercio. Empieza luego a trabajar como redactor en El Universal.
1918-1922: Escribe la mayor parte de sus 29 poemas conocidos. Publica diversas crónicas, relatos y poemas en Actualidades, de Caracas.
1922: Inicia sus colaboraciones en El Heraldo, de Caracas, y publica allí sus Opiniones para después de la muerte y algunas crónicas. Inicia también sus colaboraciones en la revista Billiken de Caracas. Establece una cordial amistad con el critico Jesús Semprúm.
En el año 1929-1936: Es designado Cónsul General de Venezuela en Génova, donde permanecerá durante siete años.
En el año 1940: Regresa a Caracas, se aloja en el viejo hotel Cervantes, del centro de la ciudad. Participa en las célebres tertulias en la fuente de soda del Ritz, en la librería 'El Gusano de Luz' y la plaza Bolívar, entre otros lugares. Continúa su larga amistad con varios de los escritores de la Generación del 28 y otros más jóvenes.
Mas tarde publica su segundo libro: La Luna de Oro'. Obtiene por éste, el Premio Municipal de Prosa.
En el año 1974 se publica en Barquisimeto, Tres cuentos barquisimetanos. Ese mismo año recibe el Premio Nacional de Literatura.
Muere el 8 de Julio de 1977, en Caracas





Genero Literario




Géneros literarios son las agrupaciones de obras literarias de una misma especie. Su objeto es establecer cuántas clases de obras literarias hay para facilitar su estudio y conocimiento.
Algunos niegan la existencia de los géneros. Dicen - y con razón -, que no hay géneros puros; que la mayor parte de las obras son auténticas mezclas y no se sabe qué es lo que predomina. Pero esto es tomar el rábano por las hojas. La verdadera intención de los géneros no es hallar especies puras (como en zoología o botánica), sino simplemente ordenar las obras literarias para evitar el caos en que estarían si no se les impusiera algún tipo de clasificación.
Las clasificaciones que se han propuesto a lo largo de los siglos son múltiples y variadas. Bastaría citar por ejemplo las que se han hecho desde Aristóteles y Horacio hasta Brunetiére y Bühler. Nosotros no haremos sin embargo un estudio de las mismas (lo que nos llevaría a desarrollar un tema adicional) sino nos limitaremos a estudiar una sola que nos parece bastante completa y que puede ser útil para nuestros propósitos, su autor es el cubano Manuel Gayol Fernández y su contenido es el que sigue.
Hay en principio tres grandes ramas que agrupan los géneros literarios más conocidos: literatura poética o creadora, oratoria y prosa literaria y didáctica.
Literatura poética o creadora: Es la especial manifestación de una depurada sensibilidad artística, con predominio imaginativo.
Oratoria: Comprende el arte de hablar en público para convencer y persuadir.
Prosa literaria y didáctica: Se refiere a las obras que transmiten enseñanzas y que son bellas por accidente.





Humor y amor




Suele decirse que los venezolanos hacemos humor de cualquier evento, incluidas las desgracias, los sepelios, los divorcios y los gobiernos. Particularmente, no creo que éste sea un atributo exclusivamente nuestro sino una condición que nos ofrece el idioma español en general.





Chiste 1




Va el Presidente de la República con sus dos asesores políticos en un helicóptero saludando a la gente cuando de pronto se le ocurre una idea:
presidente: voy a lanzar un billete de 5 mil para hacer feliz a una familia venezolana.
Asesor I: disculpe señor presidente, y si mejor tira 5 billetes de mil, y hace feliz a 5 familias venezolanas?
Asesor II: en ese caso, mejor tire 10 billetes de quinientos y hace feliz a 10 familias venezolanas.
En eso interrumpe el piloto del helicóptero y dice:
piloto: mejor por qué no se tiran los tres y hacen feliz a Venezuela entera!





Chiste 2




Doctor: "Señora, le quedan un par de meses para dar a luz, sabe ya el nombre que le pondrá a la niña?"
Señora: "No, hasta que no pasen las elecciones no puedo ponerle nombre a mi niña."
Doctor:" ¿Pero..., como es eso?"
Señora: "Doctor, del partido que salga ganador será el nombre de mi niña."
Doctor: "Pero, como? va a llamar a su niña COPEI, MAS,o AD ?!!"
Señora: "No, no; si sale COPEI la llamaré Dolores; si sale el MAS la llamaré Milagros; y si sale A.D. la llamaré Socorro."







Una historia corta de Florentino y el Diablo


http://www.youtube.com/watch?v=7FkU2N0sn8I

http://www.youtube.com/watch?v=IKNR82N2PCE



Links a páginas literarias




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movimientos literarios

LA LITERATURA EN VENEZUELA
Información obtenida en la página web de la Oficina Central de Información de la Presidencia de la República de Venezuela.
La época colonial
Los primeros escritores venezolanos de la literatura colonial fueron los cronistas de Indias, entre ellos Juan de Castellanos, fray Pedro de Aguado y fray Pedro Simón. Podemos también mencionar a José Oviedo y Baños, quien residió en Caracas desde los 14 años de edad, como el primer escritor criollo. Oviedo y Baños con un estilo clásico y realista contó la conquista y población de la Provincia de Venezuela.
Durante la revolución de la Independencia, Simón Bolívar también usó su pluma para defender y divulgar los principios republicanos, y a veces para expresar sus emociones y vivencias personales. Las creaciones literarias que marcarán pauta pertenecerán a los géneros de la prosa y la poesía de sabor neoclásico de Andrés Bello. A su lado, destaca la escritura genial de ruptura y parodia de Simón Rodríguez.
Neoclasicismo y romanticismo
En los inicios de la era republicana figuran cuatro grandes nombres de las letras venezolanas: Andrés Bello, Fermín Toro, Rafael María Baralt y Juan Vicente González. El más destacado poeta, de clara autenticidad romántica, se llama Juan Antonio Pérez Bonalde.
Entre los costumbristas venezolanos están Daniel Mendoza, Francisco de Sales Pérez, Nicanor Bolet Peraza, Francisco Tosta García, Rafael Bolívar Alvarez, Rafael Bolívar Coronado y Miguel Mármol. Dos escritores de carácter señalan la transición hacia nuevas posiciones intelectuales y creadoras: Cecilio Acosta y Arístides Rojas.
Positivismo, modernismo y literatura venezolana
Fue después de 1880 cuando se perfiló en Venezuela un movimiento literario de más ambiciosa inspiración. En el género narrativo, el descubrimiento del naturalismo inspiró a Tomás Michelena una novela: Débora (1884) y a Manuel Vicente Romero García, su obra Peonía (1890), primera tentativa de novela criolla integral. Otros autores dentro de la tendencia serían Gonzalo Picón Febres (El sargento Felipe, 1899), y Miguel Eduardo Pardo (Todo un pueblo).
Manuel Díaz Rodríguez, prosista y narrador de refinado lenguaje, se destaca como la figura más importante que el modernismo produjo en Venezuela. Le suceden Luis Urbaneja Achepohl, Rufino Blanco Fombona, José Rafael Pocaterra, Teresa de la Parra y Rómulo Gallegos.
Con la obra portentosa de Rómulo Gallegos, donde se destaca la inmortal novela Doña Bárbara, culmina toda una etapa de la narrativa venezolana, aquella sometida a las influencias del nativismo, del costumbrismo, del realismo, del lirismo descriptivo que alcanza tonos épicos cuando contempla las luchas del hombre con la naturaleza.
Es importante mencionar a Arturo Uslar Pietri (Las lanzas Coloradas, 1931), quien se afirmó como la mayor promesa narrativa novelesca; a Enrique Bernardo Nuñez, a Julio Garmendia, a Antonio Arraiz, a Ramón Díaz Sánchez, a Guillermo Meneses, a Miguel Otero Silva. Del grupo "Contrapunto", entre 1946 y 1949, surgen narradores destacados (Andrés Mariño Palacio, Ramón González Paredes, Héctor Mujica y otros), dueños de una información literaria más actual que los anteriores, y cuyas creaciones pretenden liberar la narrativa de los resabios del costumbrismo, del criollismo, de la temática rural, del mensaje edificante, del modo de contar lineal. Más tarde, aparece Salvador Garmendia, quien desarrolla su temática hasta consecuencias de hiperrealismo anonadante, y aborda otros espacios, entre ellos el fantástico.
También se destaca la narrativa paródica y densa de Luis Britto García, pasando por la importante obra de José Balza, un experimentador incansable, y por la de Oswaldo Trejo, atrevidamente textual. Se impone citar a Humberto Rivas Mijares y a Gustavo Díaz Solis, a Pedro Berroeta, a Oscar Guaramato, a Antonio Márquez Salas, a Alfredo Armas Alfonzo, Manuel Trujillo, Orlando Araujo y a Adriano González León, la gran promesa del grupo Sardio y de la generación de 1960.
También están presentes Argenis Rodríguez, José Vicente Abreu, Laura Antillano, Francisco Massiani, Denzil Romero, Ednodio Quintero, Alberto Jiménez Ure, Gabriel Jiménez Emán, Armando José Sequera y Antonia Palacios, autora de la más importante obra narrativa de pluma femenina después de Teresa de la Parra.
La poesía
A pesar de que la poesía venezolana tardó mucho en alcanzar la modernidad, un poeta que debe ser leído y valorado como el único gran poeta modernista que tuvo Venezuela, es Alfredo Arvelo Larriva, virtuoso de la rima y del soneto. Otros poetas dignos de ser recordados son Andrés Mata, Sergio Medina, Ismael Urdaneta y Andrés Eloy Blanco, el poeta más popular de Venezuela, situado entre lo tradicional y la vanguardia.
Vale mencionar también a Fernando Paz Castillo, a Luis Barrios Cruz, a Jacinto Fombona Pachano, a Rodolfo Moleiro, a Enrique Planchart, a Luisa del Valle Silva, a Enriqueta Arvelo Larriva, a Héctor Cuenca, a Julio Morales Lara y a Luis Enrique Mármol. Mención aparte merece José Antonio Ramos Sucre, maestro del poema en prosa, erudito, simbólico y misterioso.
Entre tanto, tanto los poetas de 1918 como Antonio Arraiz, cada cual por su lado, dieron al traste con las formas y el lenguaje poético atrapados en las lecciones de versificación y rimado. La vanguardia produce sólo dos poetas: Pablo Rojas Guardia y Luis Castro. A cierta distancia de estos poetas, despuntó en el movimiento vanguardista Carlos Augusto León.
El grupo Viernes, que se impuso entre 1938 y 1941, estuvo compuesto por Rafael Olivares Figueroa, Ángel Miguel Queremel, José Ramón Heredia, Luis Fernando Álvarez, Pablo Rojas Guardia, Pascual Venegas Filardo, Oscar Rojas Jiménez, Otto De Sola, y Vicente Gerbasi, aceptado hoy día como una de las voces líricas más intensas de Venezuela y de América. Entre los poetas que no siguieron las pautas viernistas destaca Juan Beroes, la figura que aupó el grupo "Suma", quien regresó a las formas poéticas clásicas y renacentistas. Luego surge Juan Liscano.
Dentro del contexto de "españolistas" hay que situar la obra de Ida Gramcko, Ana Enriqueta Terán y Luz Machado. Estas mujeres poetas ocupan un sitio de privilegio en las décadas de 1940 y 1950. En la actualidad destacan la poesía muy personal de Yolanda Pantin, Margara Russoto, Edda Armas, Cecilia Ortiz y Lourdes Sifontes.
José Ramón Medina es uno de los valores poéticos más firmes del posviernismo y el posespañolismo; sus compañeros Luis Pastori y Aquiles Nazoa no cambiaron los rasgos iniciales de su escritura neoclásica o neomodernista. Los poetas Dionisio Aymará y Carlos Gottberg, entre otros, se adentraron en la condición del hombre cotidiano.
De la llamada "Generación del Sesenta" surgen poetas excepcionales: Rafael Cadenas, Francisco Pérez Perdomo, Juan Calzadilla, Arnaldo Acosta Bello, Ramón Palomares, Caupolicán Ovalles, Hesnor Rivera. Entre este grupo de poetas y el pasado hay que situar a Juan Sánchez Peláez, cuya obra reducida pero de intensa virtud visionaria y metafórica, de desgarrones existenciales y lirismo atormentado, reconoce como fuente la generación del sesenta. La breve experiencia de la revista Cantaclaro (1950), reveló a tres poetas: Rafael José Muñoz, Jesús Sanoja Hernández y Miguel García Mackle. Alfredo Silva Estrada se concretó a crear una obra que se cuenta entre las más coherentes de la poética venezolana.
Otros poetas de ese período son Luis García Morales, Luis Guillermo Sucre, Víctor Salazar, Gustavo Pereira, Ludovico Silva, Ramón Querales, Luis Camilo Guevara, Víctor Valera Mora, Eleazar León, Elí Galindo y Julio Miranda. En Valencia, los poetas Eugenio Montejo, Alejandro Oliveros, Teófilo Tortolero, Reynaldo Pérez Só, en la revista Poesía de la Universidad de Carabobo, descartan las actitudes polémicas y crean un espacio propio.
El poema breve encuentra en Luis Alberto Crespo a un cultivador original. De la generación de los ochenta, se encuentran voces como Enrique Mujica, Miguel y Vasco Szinetar, Willian Osuna, Armando Rojas Guardia, Igor Barreto, Salvador Tenreiro, Alberto y Miguel Márquez, Alejandro Salas, Luis Pérez Oramas, Nelson Rivera y Armando Coll Martínez.
De la prosa y sus aplicaciones
El ensayo como subgénero vendría siendo una toma de conciencia de la propia escritura; desde este punto de vista Simón Rodríguez sería un ensayista. Ensayistas venezolanos de comienzos de siglo son Gonzalo Picón Febres, Luis López Méndez y Jesús Semprum.
Es importante la obra de Julio Planchart, Luis Correa, César Zumeta, José Gil Fortoul, Pedro Emilio Coll y Arturo Uslar Pietri, quien ha cultivado esporádicamente el ensayo literario. La enseñanza, la bibliografía, la compilación, la investigación deben mucho a humanistas extranjeros nacionalizados o integrados a la vida del país hace años, como Pedro Grases, Manuel Pérez Vila, Segundo Serrano Poncela, Juan David García Bacca, y otros muchos fallecidos, como Federico Riu, Agustín Millares Carlo, Edoardo Crema, Juan Nuño y Ángel Rosenblat.
Igualmente, sobresalen los trabajos de Eduardo Arroyo Lameda, Mario Briceño Iragorry, Laureano Vallenilla Lanz, Pedro Manuel Arcaya y Augusto Mijares. Entre los escritores de los sesenta sobresalen José Francisco Sucre y Ludovico Silva. Guillermo Sucre y Francisco Rivera pueden ser distinguidos como los mejores ensayistas actuales sobre literatura